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Casamientos y Decapitaciones

Weddings and Beheadings

Ya junté todo el equipo y estoy esperando que lleguen. No deben tardar, nunca lo hacen.
Vos no me conoces. Ni te imaginabas que existía, pero seguro que viste mi laburo, lo pasaron en muchos canales de la tele y en la mayoría de los noticieros. Por lo menos una parte. Seguro lo buscaste en Internet, allí también lo podés a encontrar… si te bancás, mirarlo.
No porque no te guste mi estilo o algo parecido, es que grabo decapitaciones. Aquí, en la ciudad en la que crecí, son muy comunes.
No es lo que quería hacer. Cuando era pibe me encantaba el cine y quería filmar. Tampoco quería grabar casamientos, ni graduaciones, ni bautismos, ni fiestas de quince. Con mis amigos siempre quisimos hacer películas reales, con actores genuinos y buenos diálogos y remates cómicos y buena música. Así fue cuando empezamos a estudiar cine, pero nada de eso es posible como están las cosas.
Lo malo es que el tiempo se está yendo, cada día nos hacemos más viejos y quejosos. Las historias siguen allí, esperando ser contadas y nosotros somos artistas... Pero este kilombo, el trabajo de la muerte, lo domina todo.
Fuimos recomendados para este laburo y no podemos dejar de hacerlo. No podemos decir que justo vinieron unos parientes o que estamos editando algo. Ellos llaman para avisar y al toque caen en casa con sus armas. Casi siempre de noche. Nos suben al auto, nos cubren la cabeza y nos llevan. Como nos vamos turnando para hacer el laburo y siempre vamos de a uno, los monos tienen que ayudarnos a cargar el equipo. Pero para hacer sonido, luces y cámara estamos solos. Por ahí pido que alguien me de una mano, pero sólo me ofrecen a alguno de sus compañeros, que no sabe nada y que ni siquiera puede limpiar un lente sin hacer lío.
Conozco a dos o tres tipos que hacen este laburo. A veces charlamos entre nosotros, pero nunca lo hablaríamos con otra gente o terminaríamos frente a las cámaras.
Hasta hace poco tiempo mi mejor amigo filmaba decapitaciones. Pero no es director, en realidad es escritor. No estaba muy seguro sobre la cuestión técnica, sobre cómo setear los equipos y después cómo pasar todo el material a la compu y subirlos a Internet. Hay que tenerla clara.
El fue quien tuvo la idea de hacernos tarjetas que dijeran BODAS Y DECAPITACIONES.
Si había luz, nos juntábamos en su casa a ver videos. Cuando me iba siempre jodía: “No metas la cabeza en un hueco. ¡No vayas a perder la cabeza ahora! Aguante”.
Hace un par de semanas metió la pata mal. Usualmente las cámaras son muy buenas, se las sacan a los corresponsales extranjeros, pero a esta se le quemó uno de los foquitos de luz y no pudo cambiarlo. A todo esto los tipos ya habían traído a la víctima. Mi amigo trató de decirles "...está muy oscuro, no va a salir bien y no podemos hacer otra toma!".
Pero estaban muy apurados y no los pudo convencer para que esperaran, ya estaban comenzando a cortar el cuello. Mi amigo tuvo tanto pánico que se desmayó. Por suerte la cámara estaba prendida y salió todo, medio oscuro claro. A mi me gustó, le dije que tenía una cosa medio David Lynch. Ello no lo vieron igual, lo patearon un poco y nunca lo volvieron a llamar. Tuvo suerte.
No tienen idea de cuánta. Esto es infernal. Hacer el viaje con los ojos tapados, la cámara y el trípode sobre las piernas, el olor a pólvora, las armas. Te preguntás si algún día te tocará a vos. Te enferma, pero después se pone peor. Llegás al lugar y mientras preparás todo, escuchas cosas desde la otra habitación que te hacen preguntar si la vida sobre la tierra es buena idea.
Seguro que no quieren detalles, pero si no sos carnicero, cortarle la cabeza a alguien es un laburo jodido. Estos pibes no están capacitados para eso, son entuasistas, les gusta hacerlo.
Para poder hacer las tomas lo mejor es tener una vista clara de los ojos de la víctima antes que lo encapuchen. Al final los tipos levantan la cabeza chorreando sangre y necesito laburar cámara en mano para grabar todo. La toma debe quedar encuadrada, no sería bueno perderse algo. Lo ideal es tener un trípode con liberación rápida.
Después chequeo la grabación, los tipos miran y dan hurras mientras disparan al aire. Meten el cuerpo en una bolsa y me llevan a casa para que pase todo a la PC y lo suba a la red.
A veces me pregunto cómo me estará pegando todo esto. Pienso en los corresponsales de guerra que usan los teleobjetivos para distanciarse de la realidad de sufrimiento y muerte. Pero esos pibes eligieron ese laburo, creen en eso. Nosotros no.
Algún día me gustaría hacer mi propia peli. A lo mejor comienza con una decapitación pero después contaría la historia que nos llevó allí. Es la vivencia lo que me interesa, pero por la forma en la que se están dando las cosas voy a estar haciendo esto por un rato.
A veces me pregunto si podré bancarmelo, si podré zafar de hacer esto.Ahora mejor me voy, golpean la puerta.



Nació en Gran Bretaña, es guionista y escritor. Algunos de los libros de Hanif Kureishi como “El Buda de los suburbios” y “Ropa limpia, negocios sucios “(que llegó al cine) cuentan historias sobre los hijos de los inmigrantes. hijo de padre pakistaní y madre inglesa. a pesar de vivir una típica infancia inglesa su educación cultural fue poco común.
Si bien es inglés no creció en el seno de la tradición de la Iglesia Anglicana y aún siendo también pakistaní, tampoco creció en la tradición musulmana (durante su infancia Maughan y Dickens eran lecturas lecturas mucho más frecuentes que el Corán). Hanif Kureishi se reafirma como ateo, pero muestra su interés por la religión en el aspecto de cubrir la satisfacción de una necesidad humana o miedo determinado respecto a la muerte.

Hace poco hizo un corto con esta historia para el Canal 4 de la BBC. El relato en inglés puede leerse en el sitio creado por Francis Ford Coppola para descubrir nuevos escritores y nuevas historias de escritores amigos.


Cuento: Hanif Kureishi

Texto: Silvana Palini